martes, 13 de diciembre de 2016

La tintineada falta de "empatía laboral".

Lo que conozco de la vida humana se construye en base a conflictos de ideas, necesidades, sentimientos, deseos y circunstancias, y todos éstos de forma diferente e independiente a cada individuo. En nuestro sistema laboral cada vez es mas visible éste tipo de conflictos internos que conforman también nuestro día a día. Son muchas las veces que nos consolamos con la frase "al que juzgue mi camino le presto mis zapatos" pero: 


¿podrías identificar las ocasiones en las que has empatizado realmente con tu compañero, superior o incluso gerente y viceversa dentro del mundo laboral?

El poder de la empatía en el ámbito laboral cada día se hace más notable y necesario en una generación que no perdona el maltrato emocional que algunas circunstancias generan en el semejante. La arrogancia y la soberbia se han convertido en las protagonistas, en muchas ocasiones, de organizaciones formadas, sin lugar a dudas, por personas humanas donde su cometido se caracteriza por mantener relaciones interpersonales de forma errónea. Cuando éstas relaciones se mantienen de una forma sencilla y educada prima un clima sano, donde se incrementa la productividad, las relaciones laborales y el bienestar entre sus contribuyentes, mientras que de otra manera la integridad suele quedarse en un segundo plano fomentando relaciones tóxicas y de mal gusto. 
La falta de empatía la asociamos a un individuo con personalidad narcisista, es decir, siguen un patrón de grandiosidad conductual, con una enorme necesidad de recibir admiración por parte de los demás provocada por la propia arrogancia y soberbia ya inherentes. No quedándose satisfechos con estas características, presentan signos de creerse dignos de merecer lo mejor del resto de personas que les rodean. Son capaces de dedicarse plenamente a sus intereses, de forma exclusiva y poco comprometida con su entorno, lo que provoca una epidemia de malestar a su alrededor, generando una disputa y competitividad continua entre los diferentes profesionales. Ésta forma de maltrato emocional hace que empiece a existir de manera cada vez más extendida la conciencia sobre éste problema, ya que las consecuencias que acarrean suelen agravarse con el tiempo.

Tenemos que adecuarnos a la sociedad en la que vivimos y ésta es, dentro de una economía intangible, donde nuestros empleados, ejecutivos y profesionales en general, necesitan más que nunca escuchar, entender y responder a una serie de necesidades en constante cambio por parte del consumidor, cliente y empleado de nuevo. En definitiva, necesitan empatizar. El problema es que la necesidad de cambio se interrumpe por el temor ferviente de las muestras empáticas que atribuyen la imagen incorrecta de debilidad y vulnerabilidad, chocando con las características ideológicas de liderazgo. 


Además, ¿de qué manera podemos cuantificar el nivel de empatía personal que ejerce y posee una organización?

Es complicado sacar datos totalmente objetivos, pero podemos analizarlo de forma cualitativa y teniendo en cuenta las siguientes dimensiones sociales: ética de la empresa, la forma de liderazgo, su cultura empresarial, la percepción de la imagen de la marca y las menciones en los medios sociales. También podemos utilizar información privada, incluyendo incluso las propias valoraciones que hacen los empleados de su empresa, el número de infracciones y escándalos contables. 

De cualquier forma, la buena noticia es que esta epidemia social se puede erradicar y la idea nace del buen liderazgo y del fomento y aprendizaje que éste le ofrece a sus compañeros, donde la transparencia hace tiempo que dejó de ser una alternativa.



“Las tres cuartas partes de la miseria y malos entendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista”.
-Mahatma Gandhi.




Alba Baz Graña,  13 de diciembre de 2016.


2 comentarios:

  1. No esperaba menos después del primero :) , sigue siendo espléndido. Todo con un gran sentido y un lenguaje y expresión muy rico y maduro. Me encanta como escribes, así que te animo a que sigas porque merece la pena leer todo lo que compartes. Un besazo y ánimo para seguir con esto, merece la pena.

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