jueves, 6 de abril de 2017

La Competencia Social en el trabajo.

Se dice que la competencia social es la capacidad para mantener buenas relaciones con otras personas. En gran medida, supone el manejo de forma adecuada de nuestras emociones y habilidades sociales básicas para con nosotros y los demás, en los distintos ámbitos de nuestra vida: ámbito familiar, ámbito social, y el más interesante en el que me voy a centrar: la conciliación laboral.


Se ha demostrado que la competencia social-laboral está estrechamente relacionada con la adaptación social, académica y psicológica, éste concepto nace y se desarrolla en edades infantiles que, posteriormente, culminará según las experiencias vividas en la edad adulta.
En el ámbito laboral se relaciona con el bienestar personal y colectivo. 
Las competencias sociales-laborales exigen entender el modo en que las personas pueden procurarse un estado de salud física y mental óptimo para el desarrollo de sus actividades, tanto para ellas mismas como para sus compañeros de trabajo, su entorno social próximo, y saber cómo un estilo de vida social-laboral saludable puede contribuir a ello.

Para ello, nuestro empleado/compañero deberá tener el conocimiento suficiente de las siguientes micro-competencias:

Dominar las habilidades sociales básicas: escuchar, saludar, despedirse, dar las gracias, pedir un favor, manifestar agradecimiento, pedir disculpas, mantener una actitud dialogante en el trabajo, etc.

Respeto por los demás: intención de aceptar y apreciar las diferencias individuales y grupales y valorar los derechos de todos nuestros compañeros/as.

Practicar la comunicación receptiva: capacidad para atender a los demás tanto en la comunicación verbal como no verbal para recibir los mensajes con precisión.

Practicar la comunicación expresiva: capacidad para iniciar y mantener conversaciones, expresar los propios pensamientos y sentimientos con claridad, tanto en comunicación verbal como no verbal y demostrar a los demás que han sido bien comprendidos, imprescindible a la hora de trabajar en equipo.

Compartir emociones: conciencia de que la estructura y naturaleza de las relaciones vienen en parte definidas tanto por el grado de inmediatez emocional o sinceridad expresiva como por el grado de reciprocidad en la relación entre compañeros/as.

Comportamiento prosocial y cooperación: capacidad para aguardar turno, mantener actitudes de amabilidad y respeto a los demás.


• Asertividad: mantener un comportamiento equilibrado entre la agresividad y la pasividad lo que implica defender y expresar los propios derechos, opiniones y sentimientos: Por ejemplo: decir no claramente y defenderlo, hacer frente a las presiones de grupo, etc.

Prevención y solución de conflictos: capacidad para identificar, anticiparse o afrontar resolutivamente conflictos laborales y problemas interpersonales.

Capacidad de gestionar situaciones emocionales: capacidad para inducir o regular las emociones en los demás.




Las micro-competencias son esenciales para las relaciones sociales-laborales optimas, éstas se relacionan con actitudes y valores de colaboración, donde la seguridad en uno mismo y la integridad y honestidad juegan un papel importante en nuestro desarrollo empresarial. 


Nuestros compañeros/as deben interesarse por una contribución beneficiosa para un mayor bienestar social-laboral, así como el fomento de la comunicación intercultural existente entre empresas, la diversidad de valores y el respeto a las diferencias, además de estar dispuestos a superar los prejuicios y a comprometerse en este sentido.

“Es asombroso que la Humanidad todavía no sepa vivir en paz, que palabras como competitividad sean las que mandan frente a palabras como convivencia.”

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